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martes, 28 de octubre de 2008

Bonus Track


Hospital del conurbano bonaerense. Madre de 8 chicos. A punto de parir el noveno. Escasos recursos. Plan trabajar. Marido golpeador. Hijo adicto al paco.
La escena es fácil de imaginar para quien ha estado en contacto alguna vez con alguna persona marginada de nuestro conurbano bonaerense. En efecto, al caminar por una villa o un barrio más bien pobretón uno se sorprende de la cantidad de chicos que hay, solo superada en número por los perros del lugar. Es más, quien ha caminado por esos pagos, quizás hasta se haya sentido indignado, o quizás herido en su sentido de humanidad por las condiciones en que viven esos niños.
Sin suponer con tanto optimismo, podríamos pensar que esta paciente, que evidentemente no sabe "cuidarse", o no le interesa, se dedica a engendrar futuros delincuentes. Seamos sinceros: ¿qué educación puede recibir el noveno hijo de una madre golpeada, albergado en el frío seno de una familia marginal, sin mayores aspiraciones que las de acumular cartón? No hay otra, va a ser un chorro y un drogón, pasando antes por limpiavidrios, malabarista, mendigo, ratero...
Este párrafo tan crudo es lo que me imagino pasaba por la cabeza del obstetra que le ligó las trompas. Sin más ni más, sin avisar, sin pedir permiso, aprovechando la anestesia, le regaló a la mamá un bonus track en la cesárea: la infertilidad ¿iatrogénica?
El obstetra no solo les explicó a sus alumnos cómo se debían ligar las trompas, sino que también les dio una clase de sociología y criminalística mientras justificaba su accionar.

2 comentarios:

  1. bueno, a mi me pasó algo parecido. Ayudando en una cesárea en un hospital de la provincia de Buenos Aires (la primera vez que entraba como ayudante del cirujano), la ginecóloga decidió ligarle las trompas a la paciente... y como yo la estaba ayudando con las pinzas y las tijeras, simplemente me dijo: "cortá acá". Claro, con el paciente dormido, bajo una sábana, viendo estructuras más o menos del mismo color encuadradas en el campo quirúrgico, un corte más o un corte menos quizá no signifique mucho... A no ser que lo que se esté por cortar sean las trompas de Falopio...

    Total, una leve vacilación, y la negativa: "no, mirá, no puedo". La ginecóloga entiende, se disculpa y termina ella su procedimiento...

    Después te quedás bastante tiempo pensando. La entendés, aunque de ninguna manera la justificás. Queda el propósito de hacer lo posible por tener las ideas claras, y de llevar a la práctica esas clases de bioética de la facultad. Las acciones, por simples que parezcan, son humanas, y se califican moralmente, mucho más allá del gesto mecánico de cortar...

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  2. Gracias Martín por tu comentario. Mientras releo el artículo, pienso que tal vez fue un poco talibán. ¿Qué se puede pensar en ese momento? Me parece fundamental tener en cuenta lo que vos decis: hay que tener claridad. Hay que tener la mente fría para darse cuenta que lo que uno está presenciando no está bien. Y por otra parte, me parece muy bien lo de entender pero no justificar. Por supuesto que es entendible... todos somos de alguna forma víctimas de la inseguridad, como así también de una manera de pensar que justifica la ligadura de trompas.
    No podemos condenar a nadie, pero sí tener las ideas claras.

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