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lunes, 9 de marzo de 2009

Una curiosa forma de insultar

"Es muy común que se utilice la patología psiquiátrica para insultar", observaba estos días un agudo profesor de Psiquiatría. Y es verdad, nadie utiliza EPOC, insuficiente cardíaco, apendicítico, hipotiroideo o psoriático como epíteto para denostar desprecio o enojo. Sin embargo, sí se utilizan términos como loco (de m.), esquizofrénico, neurótico, oligofrénico, megalómano, psicópata, histérica, deficiente mental, hipocondríaco, etc.
De todas maneras, uno siempre tiende a analizar las cosas desde su propia óptica. El mundo de la medicina es, en realidad, pródigo en términos que sin quererlo terminan teniendo una connotación escatológica: términos que provienen desde todas las especialidades. Es el caso de gorda, obeso, ciego, manco, rengo, lisiado, impotente, sordo, espástico, pene, constipado, disléxico, etc.
En el fondo, la medicina no solo vela por nuestra salud, sino también por la riqueza de nuestro lenguaje. Pero dejando el tono de chanza, es interesante pensar el verdadero significado de las palabras que utilizamos, y al mismo tiempo, cómo podemos desmerecer a las personas que padecen ciertas enfermedades al utilizar ciertos términos inapropiadamente, ya sea para insultar o para hacer chistes y demás.
Todo esto refleja también la gravedad que asigna el inconsciente colectivo a las enfermedades mentales. A nadie le sorprende mucho que una persona sea hipertensa, o que haya tenido un infarto, o incluso cáncer, pero existe todo un tabú acerca de padecer depresión, o trastorno bipolar. Las primeras son mucho más mortales, y a pesar de eso, uno se anima a contar que un familiar o un amigo sufre cualquiera de esas enfermedades en una charla de café. Distinto es si se trata de depresión: a nadie le gusta ventilar que en su familia hay un depresivo, y mucho menos si se trata de uno mismo. Hay gente que se jacta de tener cuatro "by-pass", pero nadie alardea de haber salido de cuatro crisis depresivas.
Resulta que nos animamos a calificar a cualquiera de loco o de maniático, pero no nos animamos a hablar de esas enfermedades. Eso queda para el psiquiatra o el psicólogo y nadie más. ¿Cuál será la razón de todo esto?

1 comentario:

  1. Muy interesante perspectiva acerca de las enfermedades mentales. Creo que el post lleva a una ya clásica, pero eternamente irresuelta pregunta: ¿qué significa la salud mental, y qué significa la enfermedad? Entiendo que normalmente la enfermedad es ausencia de salud, o viceversa, son términos mutuamente excluyentes. Pero en términos psicológicos la ecuación es más complicada, o al menos diferente. Personalmente, creo que hasta cierto punto todos tenemos períodos de cierta agudeza o fragilidad psíquica, que si no son patológicas, pegan en el palo.

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